Se despierta en mi interior. Se despereza energicamente y bosteza enredado entre mi pelo. Me da los buenos días, aún sabiendo que lo ignoraré, porque me niego a que se despierten mis sentidos.
El cosquilleo siempre amanece antes que yo.
Siento como Manos tiemblan un poco más de lo habitual y ... Corazón deja de responder a mi voluntad para palpitar con ese compás tan propio de él.
Cerebro y Cuerpo se levantan de la cama cada uno por su lado, no se hablarán en toda la mañana... suele pasar. Ninguna parte de mi ser es muy amigable antes de despertarse completamente.
Boca desayuna, Ojos dormitan todavía, Manos continuan temblando y Cerebro se niega a unirse al nuevo día que ha comenzado; está en su mundo y no tiene intenciones de marcharse de él, almenos no de momento.
Pies deciden ponerse en marcha sin consultar, y Oídos se cierran a los sonidos estridentes del mundo.
Hoy todos tienen su propia vida y se niegan a compartirla.
De nuevo se remueve en el interior de mis entrañas el mismo cosquilleo que sentí justo después de apagar el despertador. Lo siento jugar con la sangre de mis venas. Salta y corretea sobre la piel, entra y sale de la carne. Me mira, sonríe pícaramente, se vuelve a esconder.
Lo escucho hablar con Corazón
"Hoy es viernes ¿lo sabías?" - Le dice.
Sabe como hacerme reaccionar, esa es la clave... "Hoy es viernes". Olvidaba que cada viernes mi dulce cosquilleo sale de su escondite para alegrarme la cara con una sonrisa.
Siempre sabe que día es antes que yo. Nos gusta el viernes, casi tanto como el sábado; pero siempre tuvimos predilección por los prólogos.
Cerebro ya ha despertado, Corazón le envió un menaje en clave que solo ellos entienden, para hacerlo reaccionar. Organizando a mi cuerpo para que sea uno, todas las piezas en su lugar, desempeñando sus funciones, ayudándose las unas a las otras. Todas despiertas.
Mi cosquilleo se alborota con el paso de las horas, porque...
"Hoy es viernes ¿lo sabías?"
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