miércoles, 4 de septiembre de 2013

 
 
Mientras ella, permanecía, boca abajo, sumisamente indiferente. Allí estaba el, sujetandola.
La paloma tan solo susurraba su canto tímido y movía con suavidad sublime las pequeñas patitas, como buscando donde poner un huevo entre su abundante cabello, tan lleno de brillo y saludable.
La situación le comenzó a parecer desconcertante y sintío que se estaba poniendo flácido. Trato de olvidarse del ave y dio dos envíos con potencia desesperada. Ella exhalo un gemido exarcerbante de cervatilla víctima del predator que le restituyó los bríos y, haciendo caso omiso de la gentil paloma, continuo cabalgando sin alcanzar la cumbre mientras sus jadeos balbuceantes le llevaban por caminos impredecibles.......
 

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