jueves, 9 de abril de 2015

DOS DIABLOS

 
 



La valentía de las palabras, la ausencia de las miradas. Esas eran las armas que protegían la habilidad de seguir fortaleciendo esa lujuria que existía entre los dos.
Ninguno de los dos eran la viva imagen de lo que representaban, ocultaban su timidez, envuelta entre el palabrerío por la ansiedad de lograr un perfecto momento. Ese momento tórrido, fogoso, sudoroso. Ese triunfo por arder ante el deseo de estar fundidos en uno solo. Aventuranzas de travesuras con el riesgo del máximo orgasmo.
Entre el y ella, había llegado el momento del silencio. Las palabras habían sido dejadas en el camino. Ahora solamente ese juego de ojos, hacia que sus labios fueran juntándose entre mordeduras de labios, mojándolos suavemente, haciendo que cada aliento fuera cogiendo velocidad ... Estaban tan cerca uno del otro, que el temblor de sus corazones aceleraba su respiración. Todo era ese momento. De el habían hablado muchas veces, de el tenían miedo, de el temblaban con ilusión y con terror.
Pero ahí estaban el y ella, comenzando su aventura, su liberación y sus ganas de vivir. Porque a pesar de sus diferencias, eran tan comunes como iguales, tan diferentes como únicos. Solo querían vivir ese momento de locura.


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