A veces sentimos unas ganas locas de hacer algo "INCORRECTO"
No es nada que dañe al prójimo ni siquiera es algo indecente o que hiera susceptibilidades, pero...
Sentimos vergüenza a dejar fluir ese sentimiento loco que nos invade y lo reprimimos guardándolo en el cajón de la insatisfacción. Quizás al cumplir 80 años nos demos cuenta de que deberíamos habernos dejado llevar por ese incontrolable deseo porque en el fondo a nadie le habría importado.
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