jueves, 9 de enero de 2014

No quiero nunca perder mi punto infantil de picardía, esa risita tonta y los momentos pucheritos. No quiero decirle adiós definitivamente a mi ingenuidad a ese poquito que me queda de inocencia y quizás de malicia, no quiero perder mi faceta mimosa, tontona, dulzona y es que quiero que la niña que un día fui, esa niña que siempre soñó, esa niña que siempre voló, esa niña que siempre imagino, no deje nunca olvidadas sus maripositas y me acompañe en el camino hasta el final.
 
 
 




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