La moda de la ausencia de la personalidad se ha implantado. Donde por cada descubrimiento en el que vamos avanzando en los siglos se detecta que la salud se basa en la belleza exterior, por muy podridos que podamos estar por dentro.
Recuerdo aquellas palabras abueñales, en aquellos tiempos pobres. Donde a un existía aquel recuerdo de Adan y Eva, donde por cada lugar donde fueras, aunque no fuese el paraíso. Cuanto mas rosadita y gordita fueras, siempre estabas curada en salud.
Sin terminar este siglo, a pesar de habérsenos cruzado muchos años por delante. La tierra dio un giro y nos puso patas abajo.
Ahora desde que tenemos la sangre caliente y los pies fríos, hemos detectado que todo nos sobra y el exceso nos ha enseñado a olvidarnos de nuestras propias personalidades y hacernos los reyes del mambo de las pasarelas.
Pobre de aquel que sufra el proceso de la ignorancia. Solamente será destacado por alguna virtud que sobrepase su pobre belleza, del resto será ignorado y quemado en la hoguera.
Así estamos en este siglo, rascándonos la barriga, procesando al crecimiento del cuerpo y absorviendo las pocas partículas de inteligencia que nos quedan.
Donde se habrá quedado la plaga de la virtud de elegir, de procesar la libre elección de elegir ser quienes queramos ser. De mirarnos a los ojos y no tacharnos de feos. Porque aunque no lo creamos. La moda nos esta comprando a muy bajo precio.
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